Se hace necesario declarar la Cueva Eirós como importante Patrimonio de la Humanidad, siendo como es un ejemplo, una cápsula del tiempo, que nos puede trasladar a las épocas más remotas de nuestro pasado, del homo sapiens moderno, pero también de todo aquello que ha ido ocurriendo entre los 35.000 y 120.000 años de antigüedad: el arte, los utensilios, la flora y la fauna que poblaba el noroeste peninsular. Todo ello está en peligro, al parecer, por las actividades mineras que se están efectuando en la zona.
La Cueva Eirós se encuentra en el bosque cercano al municipio de Triacastela, en la provincia de Lugo. Su situación privilegiada suponía un abrigo natural para los animales ya antes del Pleistoceno Medio, encontrándose fósiles del león y osos de las cavernas, por ejemplo. Tan sólo en la entrada de la cueva se han ido encontrando, tras exhaustivas excavaciones, restos de homínidos, algunos de ellos pertenecientes al homo neanderthalensis, pero también herramientas y muestras de arte rupestre en las paredes. Poder estudiar ese “tránsito” entre las dos especies de humanos en el noroeste de España, sólo se puede dar en esta cueva tan importante para la arqueología.
Hace pocas fechas, la Asociación para la Defensa Ecológica de Galicia (BODEGA), ha denunciado la amenaza que supone para esta “catedral del paleolítico”, afirmando que “como resultado de la retirada de suelo geológico, de la capa de tierra que protege la cueva, se filtra agua por las paredes, poniendo en peligro la integridad de la misma”. A pesar de que está declarada como Bien de Interés Cultural (BIC), parece que no es suficiente y todas las asociaciones interesadas en su protección, estiman oportuno que se la “trate” como a otros yacimientos importantes, como a la Cueva de Altamira, por ejemplo. No es necesario añadir nada más a dicha afirmación y en mi opinión, la Cueva Eirós merece incluso la petición oficial como Patrimonio de la Humanidad.
Toni Ferrando.